martes, agosto 8

Preguntas que quedaron sin respuesta

...y como seria si
pudiera sentirte cerca,
acariciar tu pelo
y besar tu boca.

¿Como te contoneas?
¿como mueves la cintura?
¿y tu caminar?
¿como parpadean tus bellos ojos?
¿como se escucharían tus susurros sobre mi almohada?
¿y como se desparrama tu pelo sobre la almohada cuando duermes?
¿como respiras?
¿como late tu corazón?
¿que temperatura tiene tu piel?
¿que se siente abrazándote?
¿y haciéndote el amor?
¿eres salvaje? ¿eres dulce y tranquila?

Necesito saberlo todo de ti...

Kaori o cuando el destino depende de uno mismo (y 2)

Conociendo mis cualidades intrínsecas como perdedor nato, sólo podia ser la 2º. Si, le dije a Paco que bien, que mejor que le acompañara a casa. La verdad es que me hubiera gustado acompañarle y que nuestra despedida ese día no fuera sencillamente un gesto levantando la cabeza, mientras se alejaba junto a Paco.

Luego regresé al pub, eran las 3 de la madrugada. Susi me ofreció que fuera de disco con ella (seguramente se compadeció de mi... no me podia quitar a Kaori del coco) y nos fuimos.

Y el final de la historia, por decirlo de algun modo, ya que la historia continúa, aunque no sé si voy a apuntar mas de Kaori es que al poco tiempo le veo detrás de la barra del bar de Paco.

- Huy, tu por aqui? - le dije muy pero que muy sorprendido.
- Si, aqui estoy, con Paco - me dijo mientras salia del almacén Paco y se acercaba con una sonrisita a ella y le daba un leve beso en la boca.

No me hizo falta más. Me tomé mi café y aunque no lo sentía asi les dije:
- Me alegro, que os vaya bien.

Hoy en día, siguen juntos. Ella se ha puesto unos cuantos kilos encima, Paco está mas chupado aun que estaba (me refiero a delgado) y bajito. Tienen tres hijos con rasgos orientales, uno de ellos con el pelo tintado de un rubio horrible.

Nota: Si alguno de los implicados en esta historia lo lee, decirles que lo que he escrito lo hice sin ánimo a ofender, sólo para sacar afuera unos sentimientos encadenados.

lunes, agosto 7

Kaori o cuando el destino depende de uno mismo

Aquella noche de verano del 88, cuando terminaba de trabajar a eso de las 10 de la noche, sólo me quedaban ganas de irme a "Contacto" (un pub cerca de casa) a echar unas partiditas de billar con Susi (la dueña del garito) y de paso unas cervezas negras o algo tropical, según.

Todo iba según lo previsto, como otras tantas veces. Me quedé un rato jugando sólo ya que ella salía a atender a los clientes que comenzaban a llegar a por sus copas. Pero.... un lenguaje ininteligible que procedía de algún lugar de la segunda altura, donde están la barra y las mesas.

- Me parece que hay alguna que está borracha. Alguna "guiri", pobrecilla. - me dije mientras me bebía el último trago de cerveza.

De repente escuché un siseo...

- Ssssssssssssssssss...... Sssssss........

- Seguramente será el barril de cerveza que pierde gas - me dije.

Y uahhh!!!!! veo una mano que se descuelga a través de las plantas de plástico que dividen las dos alturas. y a continuación una bello rostro oriental aparece entre el plastificado follaje.

- Hol - l - laaaa... - me dice cerrando sus rasgados ojos y con una sonrisa borrachina en sus labios.

Uf. dejé el billar y subí, no fuera a caerse al piso del billar.

- ¿qué te pasa? ¿estás borracha? - le pregunté a la japonesa (luego me di cuenta de lo idiotas que fueron esas dos preguntas)

- Ji ji ji,... - esa fue su respuesta.

Nunca antes habia visto a una japonesa borracha. Estuve intentando averiguar algo de ella, aunque las cervezas cada vez me pesaban más. Se llamaba Kaori, sus padres habian venido de Japón a vivir a Valencia por cuestiones de trabajo.

4 cafés después...

Ella decía que estaba harta, que no tenia amigos... etc... La verdad es que era una chica muy bella y no pude resistirme a decirselo, no siendo muy propio de mi (normalmente soy muy tímido). Si hubiera tenido en ese momento la cámara hubiera tirado 4 carretes para capturar esa sonrisa que me regaló envuelta en ese ambiente, compensando mi vergüenza algo aligerada con alcohol y cafés. Ahora me arrepiento de no haberle hecho aquellas fotos. Siempre me pasa y me machaca en la cabeza esa frasecita que no se quien me la dijo (Las mejores fotos son aquellas que no pudieron hacerse).

Ella queria venirse conmigo después de haberse recuperado un poco. Ese día no lo dudé ni un sólo momento, es más me apetecia mucho estar con ella, no se por qué (las cervezas, estaba borracha, era japonesa, estaba solo... no sé).

En ese momento, Paquito se cruzó por nuestro camino.

- Hola Paco, ¿como estás? ¿ya para casa? - le dije con la idea de saludo breve y despedida.

- Hola Juan, si.. para casa - me dijo mientras observaba a Kaori con cara de preocupación.

- ¿no se encuentra bien? ¿quieres que te lleve a tu casa? ¿vives cerca? - dijo Paco deslizando su brazo por la cintura de la oriental.

En ese momento, se cruzaron por mi mente varias ideas que posiblemente hubieran cambiado el destino de los tres.

- Quitar diplomáticamente el brazo de Paco de su cintura y haberle dicho: No te preocupes , ya la llevo yo.

- Decirle a Paco: Bueno, si tu le llevas a casa ya estoy más tranquilo. Hasta mañana.

- Pegarle un guantazo a Paco (ya que debido a la sobrecarga de alcohol que llevaba yo) y decirle ¿de que vas?.

Podría decir lo que hice, pero ya que alguien (lo dudo) puede leer esta entrada y me he extendido tanto. ¿Que crees que hice? ¿Tu que hubieras hecho?

Todavía veo a Kaori, en la próxima entrada os diré que ocurrió y que ocurre hoy con ella.

Una hora para un café

Hace cuatro años, verano, en un bar que ya no existe...

- Carvallo!! un café por favor.

Él sabe como me gusta, palanca, limpieza... recarga y comprime tres veces, bien apretado. Ajusta en la tercera salida, la que tiene la goma nueva. Deja que salga despacito.

El agua arde dentro del cabezal metálico y comienzan a salir las primeras gotas del negro amargo. Luego, un pequeño chorrito que se curva y finalmente gotea dentro de la taza. Vuelve a gotear y se va densificando, cada vez más lentamente. Surge la espuma cremosa con los últimos vapores. Cada vez se hace más intenso el aroma del excitante compañero de tardes y amaneceres. Muere la última gota y me acerca el líquido placer.

Dejo que dibuje la crema, en la superficie, olas y dunas color ocre, tierra y oro. Un sorbo: un destello, otro sorbo: un deseo, un trago quemando mi garganta: una sensación estimulante.

Acaricio la taza y observo la vida del preciado líquido, con matices del negro al marrón más claro, incluso rojizos.

Bebo y noto su amargo sabor en la garganta, su fuego y el aroma como a canela y clavo.

Hasta la próxima. Sabes que volveré a dejarme seducir por ti.

( Dedicado a ti, mi bebedora de café favorita )