lunes, agosto 7

Una hora para un café

Hace cuatro años, verano, en un bar que ya no existe...

- Carvallo!! un café por favor.

Él sabe como me gusta, palanca, limpieza... recarga y comprime tres veces, bien apretado. Ajusta en la tercera salida, la que tiene la goma nueva. Deja que salga despacito.

El agua arde dentro del cabezal metálico y comienzan a salir las primeras gotas del negro amargo. Luego, un pequeño chorrito que se curva y finalmente gotea dentro de la taza. Vuelve a gotear y se va densificando, cada vez más lentamente. Surge la espuma cremosa con los últimos vapores. Cada vez se hace más intenso el aroma del excitante compañero de tardes y amaneceres. Muere la última gota y me acerca el líquido placer.

Dejo que dibuje la crema, en la superficie, olas y dunas color ocre, tierra y oro. Un sorbo: un destello, otro sorbo: un deseo, un trago quemando mi garganta: una sensación estimulante.

Acaricio la taza y observo la vida del preciado líquido, con matices del negro al marrón más claro, incluso rojizos.

Bebo y noto su amargo sabor en la garganta, su fuego y el aroma como a canela y clavo.

Hasta la próxima. Sabes que volveré a dejarme seducir por ti.

( Dedicado a ti, mi bebedora de café favorita )